30 Sep La Arquitectura del Sol | Turismo y Arquitectura
El turismo de sol y playa nace coincidiendo con el fin de la alta cultura en el entorno hotelero. Hasta entonces el hotel había sido, además de punto de encuentro entre aristócratas y aventureros, un importante foco de debates culturales y políticos.
Con el desarrollo de los países del norte y la generalización del transporte se engendró un gran cambio social que produjo la aparición del fenómeno de grandes masas. De esta forma, las clases medias del siglo XX del mundo desarrollado conquistaron la cultura del ocio. Nació entonces la necesidad de ocupar el territorio, así como de dotarlo de infraestructuras urbanas y edificios.
En España
A partir de los años 50 España se incorpora a los países captadores de turismo y se empiezan a construir los primeros edificios turísticos. Desde el año 1960 el turismo deja de ser minoritario y aparece el turismo de masas.
Se construyen entonces la mayor parte de las edificaciones turísticas de algunas regiones del Mediterráneo que tuvieron un desarrollo más prematuro. El sol fue y es el primer factor determinante de este fenómeno, seguido de la situación geográfica, el paisaje, las playas, la historia, la arquitectura, nuestro carácter y la ausencia de conflictos.
En los años 70 se produce el desarrollo turístico basado fundamentalmente en la oferta de «sol y playa» y la arquitectura. A partir de los 80, el diseño del edificio vacacional cambia y asume unas características totalmente definidas, distintas de los modelos urbanos.
Por suerte durante estos últimos años, se ha producido un fenómeno contrario al del nacimiento del desarrollo turístico: se ha iniciado una política de esponjamiento de zonas turísticas sobresaturadas y de derribo de edificios turísticos obsoletos. Ha nacido, también, la preocupación por el impacto medioambiental que las edificaciones y urbanizaciones producen, tanto en el paisaje como en el ámbito social, cultural y económico de un territorio.
La arquitectura del sol ha sido, de forma errónea y generalizada, rechazada desde el punto de vista de la calidad arquitectónica y hay numerosos ejemplos que evidencian lo contrario.
El Turismo
Gracias al turismo, el tiempo de ocio no se entiende únicamente como un descanso necesario para reponer fuerzas después del trabajo, sino como el tiempo dedicado al disfrute personal. El turismo, por lo tanto, no es una industria para los privilegiados sino un servicio del que se benefician capas sociales cada vez más amplias.
Desde esta perspectiva, no se puede seguir considerando el turismo como una actividad vergonzante y su construcción una forma menor de la arquitectura, algo casi despreciable, . La arquitectura turística tiene especificidades que la distinguen de algunos de los modos y formas de la arquitectura al uso, poco estudiadas y a menudo desdeñadas desde el pensamiento «culto».
Es preciso, por lo tanto, reflexionar sobre esta arquitectura y asumir la responsabilidad de ser el país de referencia turística, atesorando ya una dilatada experiencia.
Turismo y paisaje
La arquitectura turística del sol, la que por definición se ofrece desde el paisaje, tiene una condición lúdica y contemplativa que la diferencia de la máquina de vivir.
El ocio, como argumento central del turismo, pide una respuesta arquitectónica atípica en la que, por primera vez, habitar no esté supeditado ni al alojamiento ni a condiciones simbólicas, sino a las demandas de un estar en el que el hombre pueda gozar del hecho de formar parte del lugar.
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