20 Jul Arquitectura y cambio climático: descarbonización
La crisis energética que atraviesa Europa y el resto del mundo desde hace varios meses (potenciada por la invasión Rusia de Ucrania) es también una crisis medio ambiental. Sin duda la energía es el principal sector contaminante en el mundo. Pero no es el único, arquitectura y cambio climático son conceptos unidos bajo el paraguas de la descarbonización
Sectores más contaminantes
Según datos de 2016 el sector energético mundial supone más del 73% de las emisiones de efecto invernadero, principal contribuidor al cambio climático. Dentro del epígrafe «Energía» se incluyen: industria (24,25%), edificación (17,5%), transporte (16,2%) y otras emisiones (15,3%). Como vemos arquitectura y cambio cambio climático van de la mano, pues la edificación es el segundo epígrafe principal de emisión dentro del mayor sector contaminante a nivel mundial. La edificación supera, en emisión de gases de efecto invernadero, al transporte siendo superado sólo por la industria.
Arquitectura y cambio climático
A la vista de los datos arquitectura y cambio climático están íntimamente relacionadas. Es crucial tomar consciencia de ello y favorecer un cambio radical en todos los niveles de los procesos arquitectónicos para conseguir que la edificación evolucione hacia una descarbonización generalizada. Hay que aclarar que en esos datos no se incluye la huella de carbono de la generación de los materiales de construcción. Sirva como ejemplo que solo la producción de cemento a nivel mundial supone un 3,3% de las emisiones totales, siendo el hierro y el acero hasta un 7,2% del total. Por lo que el impacto del sector de la construcción más allá de la propia edificación y su posterior uso.
Descarbonización
Anualmente se emiten a nivel mundial casi 50.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, la mayoría de ellos vienen de la producción eléctrica y de los sistemas de calefacción. Aunque las energías renovables han ganado peso en el mix energético mundial, dos terceras partes de la energía global todavía se produce en centrales termoeléctricas dependientes de combustibles fósiles.
El gas y el petróleo siguen siendo los principales combustibles fósiles utilizados. El carbón (el combustible fósil más contaminante) aún supone un 10% del suministro energético en la Unión Europa. Aunque si nos centramos solo en la generación eléctrica el porcentaje es bastante superior, llegando al 25%. Porcentaje que seguirá subiendo a corto y medio plazo pues, el carbón, se perfila como «la solución temporal» para mitigar los problemas de suministros derivados de la invasión rusa de Ucrania.
Desgraciadamente lejos de acelerar el proceso de descarbonización energético, capitaneado por la Unión Europea, este retrocede. Esperemos que sea de manera puntual y temporal. Confiemos también en que otros sectores como arquitectura y edificación apuesten de manera decidida por la descarbonización. Clave en la lucha contra el cambio climático que es el mayor reto de nuestra era.
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